domingo, 2 de agosto de 2015

En Quito Ecuador: Los jubilados dan vida a la Plaza Grande

Los jubilados dan vida a la Plaza Grande


Un lugar de encuentro, para hacer amistades y hasta para calentarse en las frías mañanas quiteñas es para decenas de jubilados, sentarse en la Plaza Grande o Plaza de la Independencia.

Carlos Tello, de 78 años de edad, retirado de la Policía Nacional tras 22 años de trabajo ahora tiene su “puesto fijo” en una de las bancas de la Plaza Grande. Hacia este lugar  asiste durante 3 años seguidos. “Aquí a nosotros nos dicen que estamos en el parque de las palomas muertas, pero no es así, aquí más bien nos vuelve la vida y hacemos amistades. “Lo que más me gusta es la tranquilidad que hay aquí”, dice don Carlos.

Él vive en la  Ferroviaria Alta pero aquello no es impedimento para llegar todos los días a esta plaza, donde permanece hasta cinco horas cada día.

Junto a Carlos Tello, encontramos a José Herrera. Viste pantalón plomo y una chompa azul que combina con una camisa blanca. Con una mirada de alegría nos comenta que él también es jubilado de la Policía Nacional. Trabajó en el Escuadrón de Sables (grupo de caballería que controlaba los espacios públicos). “Yo me acuerdo que en ese escuadrón hicimos un concurso y yo le gané a mi hermano, él se cayó. Eso fue en el Rancho San Vicente”.

Don Carlos recuerda a “Flechador”, su caballito de procedencia argentina. “A esos caballos hay que saber tratarles, son igual que los perros, cuando ya le conocen al amo son mansitos”.

Dice que para él la Plaza Grande es su sitio preferido. “Para mí es el paraíso. Aquí veo de todo, converso con mis amigos, estoy en las charadas, nos contamos nuestras cosas, Aquí vivimos nuestros últimos días”.

Para mi esta es mi segunda casa, manifiesta Rodrigo Palacios, otro usuario de este lugar.  “Yo vengo desde Puengasí. Venir acá es una terapia porque en mi casa me tienen ¡pásame la escoba!, ¡pásame la pala!, ¡dame comprando la leche!, ¡que fue la carne!. Yo no nací para eso. Acá vengo ya 10 años y me siento feliz”, manifiesta con una mirada alegre.

Como estos jubilados, muchos más ocupan diariamente este espacio. Leen, se lustran los zapatos o simplemente disfrutan del ir y venir de la gente y eso llena sus corazones y les alegra la vida……



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