domingo, 2 de agosto de 2015

En Quito: visitar La Compañía de Jesús es una buena opción



Visitar la Compañía de Jesús, es una buena opción 

Si no lo sabía…. le contamos que la iglesia de la Compañía de Jesús, ubicada en la calle García Moreno y Sucre, es uno de los mayores símbolos del  barroco de América Latina.

Hoy convertida en iglesia museo ofrece la alternativa de conocerla y recorrer cada uno de sus rincones. El ingreso para adultos mayores es gratuito y se la puede visitar de lunes a jueves de 09:30 a 18:30; viernes, de 09:30 a 17:30; sábados, de 09:30 a 16:00 y domingos de 12:30 a 16:00.

El ingreso para grupos puede ser solicitado al correo electrónico ficj@fundacioniglesiadelacompania.org.ec

Entre los atractivos que guarda la Compañía de Jesús están en primer lugar sus preciosos retablos. Son tallados y relucen sus dorados conseguidos con finas láminas de oro.

La imponente fachada es de estilo barroco. Fue levantada en piedra gris de origen volcánico. Cada centímetro está labrado con ángeles, arcángeles y símbolos eclesiásticos.

Otra pieza interesante es su púlpito. El mismo está decorado con 250 pequeños querubines. Su labrado demoró 10 años (de 1735 a 1745) y el encargado de colocar las láminas en pan de oro fue nada más ni nada menos que el propio Bernardo de Legarda.

El recorrido por el interior de este templo también nos deja admirar sus cuadros. Entre ellos están 16 de los profetas, atribuidos a Nicolás Javier Goribar, artista quiteño del siglo XVIII.

También hay otros del pincel de Hernando de la Cruz, son los dos grandes lienzos originales del Infierno y del Juicio Final, sus facsímiles que están en esta iglesia, fueron pintados por Alejandro Salas en el siglo XIX y cuelgan en los extremos norte y sur del santuario.

Sobre los arcos también están las escenas bíblicas de Sanson y Dalila, de José (hijo de Jacob) y otras anónimas del siglo XVIII de la afamada Escuela Quiteña.

Las campanas guardan su sonido en un sitio especial


Al fondo de la iglesia se puede mirar, en cambio,  las seis campanas que –según dicen- formaron parte de una de las torres más altas de Quito, la de esta iglesia. Son de varios tamaños y pesos, la más grande data de 1926 y pesa 4.400 libras; mientras que la pequeñita y más antigua es de 1877 y pesa 140 libras.

Conozca la tierra del colibrí Zamarrito Pechinegro a pocos minutos de Quito

Las aves llegan a tomar agua y alimentarse 

Fotografía captada en los exteriores del restaurante El Bife

En las faldas del Pichincha existen muchos lugares como éste.

Restaurante El Bife en pleno centro poblado de Nono





Conozca la tierra del colibrí “Zamarrito Pechinegro” a pocos minutos de Quito-Ecuador

Tanto en las rutas ecológicas como en el Restaurante “El Bife” se ve de cerca a múltiples aves de la zona

Los grupos de adultos mayores del distrito  tienen  la opción de visitar uno de los lugares más ecológicos del cantón Quito, ubicado a tan solo 35 minutos del área urbana de la ciudad.

Le hablamos de  Nono, parroquia rural ubicada en las faldas del Pichincha, cuna del ave emblemática de Quito (el colibrí Zamarrito Pechinegro) especie endémica,  propia y exclusiva de  las estribaciones noroccidentales del Pichincha. Hace algunos años el Zamarrito Pechinegro y la Flor del Taxo, fueron declarados Ave y Flor Emblemática de Quito.

Para mirar a estas aves el recorrido comienza en Yanacocha, a 6 kilómetros de la ciudad subiendo a la altura del nuevo intercambiador de la avenida Machala y Mariscal Sucre, hacia el occidente.

A 10 minutos de ahí ya están  las propias faldas del Pichincha, donde existen varias eco rutas. La más trajinada es el “Paseo del Quinde” que incluye hermosos paisajes y el avistamiento de pájaros, como el  Zamarrito Pechinegro.

Juan José Pérez, guía turístico de estas rutas comenta que el paseo inicia en Yanacocha. Luego se desciende a Nono para seguir al “Paraíso del Pescador”, en la localidad de Tandayapa  y llega a su fin en Mindo. Ahí la imaginación vuela al igual que las hermosas mariposas de la zona.

En Yanacocha, si se está de suerte se puede mirar el vuelo del cóndor y también se dejan ver curiquingues, águilas, halcones, gavilanes y la gran variedad de colibríes.

En el restaurante el Bife los colibríes le dan la bienvenida
Para ver de cerca a los colibríes también basta llegar al restaurante “El Bife”, ubicado a la entrada de Nono. En este lugar se vive el encanto de alimentarse rodeados de estas hermosas aves. El Bife nació  hace 11 años. Sus propietarios, Pepe Hermosa y Alicia Enríquez, nos cuentan sus bondades.

¿Hay  muchos colibríes aquí?
Tenemos colocados varios bebederos hacia donde llegan decenas de colibríes y otras aves que son un encanto para quienes las pueden mirar de cerca.

¿Qué días atiende el restaurante el Bife?
Está abierto los fines de semana: sábados, domingos y feriados

El Pichincha, la casa de los colibríes
Dentro del Distrito el volcán Pichincha se identifica como un escenario natural en cuyas estribaciones boscosas se alberga a la más alta diversidad de colibríes del planeta.

El Zamarrito Pechinegro, es una especie endémica del Distrito, propia y exclusiva de esta localidad.
Su figura es delicada y fugaz. Está considerada en peligro crítico de extinción por la destrucción de su hábitat. Por aquello se requieren acciones urgentes para fomentar su conservación.



Solo un gatito y la soledad acompañan a Manuelita


Solo un gatito y la soledad, acompañan a Manuelita

No recuerda ni cuando nació, pero sus vecinos dicen que ya debe estar pisando los 90 años de edad. A Manuelita Caiza nunca le gustó usar zapatos, por eso sus pies  eran reventados del frío, del sol y la lluvia. Pero hace pocos meses atrás sus hijos: María y Luis, le obligaron a calzar unos zapatos de los cuales  aún reniega por la falta de costumbre.

La sorprendí solita, como casi siempre. Ella pasa la mayor parte del tiempo en el  patio de su humilde casa ubicada en la parroquia rural de Nono, al noroccidente de Quito. Sus bastones son dos palos de escoba pero los maniobra con habilitad y le ayudan a mantenerse en pie y no perder el equilibrio.

Viste un follón azul, blusa crema y chalina ploma. Su cabeza tapa un sombrero bastante viejo y descolorido. Y por sus piernas pasa y repasa un hermoso gatito plomo al que lo llama “Michu”.

A pesar de su edad y su visible sufrimiento, tiene una mirada vivaz, una voz clara, sonrisa amplia y memoria intacta.

¿Cómo se llama abuelita?
Manuela Caiza LLigue

¿Recuerda en qué año nació?
Ya no me acuerdo, pero creo que ya tengo 100 años. Nací en Alaspungo (uno de los recintos de Nono, a 30 minutos del centro poblado).

¿Cómo se llamaban sus padres?
Eladio Caiza y mi mamacita, Isolina LLigue.

¿Cuántos hermanos tiene?
Tres, pero dos ya son muertos

¿Qué recuerda de su juventud, Manuelita?
Yo andaba trabajando de un lado para el otro. Era cocinera en varias haciendas de aquí y también en algunas casas. A veces andaba lavando ropa. Con esos mediecitos que me ganaba crié a mis dos hijos: María y Luis.

¿Con quién vive ahora?
Solitica, solitica. Mis hijos me vienen a ver cada fin de semana porque trabajan en Quito. Solo este gato me acompaña, nadie más. La comida me traen del salón donde mis hijitos dejan pagando.

Eso nos cuenta Manuelita, quien dice que durante toda su vida ha vivido en el pueblo de Nono. De ahí no ha salido casi nunca. Solo unas tres veces viajó hasta Cotocollao, y nada más…

Ahora su vida trascurre en su humilde casa donde lo acompañan sus dos bastones de palo y su gatito cariñoso y juguetón…..

En Quito Ecuador: Los jubilados dan vida a la Plaza Grande

Los jubilados dan vida a la Plaza Grande


Un lugar de encuentro, para hacer amistades y hasta para calentarse en las frías mañanas quiteñas es para decenas de jubilados, sentarse en la Plaza Grande o Plaza de la Independencia.

Carlos Tello, de 78 años de edad, retirado de la Policía Nacional tras 22 años de trabajo ahora tiene su “puesto fijo” en una de las bancas de la Plaza Grande. Hacia este lugar  asiste durante 3 años seguidos. “Aquí a nosotros nos dicen que estamos en el parque de las palomas muertas, pero no es así, aquí más bien nos vuelve la vida y hacemos amistades. “Lo que más me gusta es la tranquilidad que hay aquí”, dice don Carlos.

Él vive en la  Ferroviaria Alta pero aquello no es impedimento para llegar todos los días a esta plaza, donde permanece hasta cinco horas cada día.

Junto a Carlos Tello, encontramos a José Herrera. Viste pantalón plomo y una chompa azul que combina con una camisa blanca. Con una mirada de alegría nos comenta que él también es jubilado de la Policía Nacional. Trabajó en el Escuadrón de Sables (grupo de caballería que controlaba los espacios públicos). “Yo me acuerdo que en ese escuadrón hicimos un concurso y yo le gané a mi hermano, él se cayó. Eso fue en el Rancho San Vicente”.

Don Carlos recuerda a “Flechador”, su caballito de procedencia argentina. “A esos caballos hay que saber tratarles, son igual que los perros, cuando ya le conocen al amo son mansitos”.

Dice que para él la Plaza Grande es su sitio preferido. “Para mí es el paraíso. Aquí veo de todo, converso con mis amigos, estoy en las charadas, nos contamos nuestras cosas, Aquí vivimos nuestros últimos días”.

Para mi esta es mi segunda casa, manifiesta Rodrigo Palacios, otro usuario de este lugar.  “Yo vengo desde Puengasí. Venir acá es una terapia porque en mi casa me tienen ¡pásame la escoba!, ¡pásame la pala!, ¡dame comprando la leche!, ¡que fue la carne!. Yo no nací para eso. Acá vengo ya 10 años y me siento feliz”, manifiesta con una mirada alegre.

Como estos jubilados, muchos más ocupan diariamente este espacio. Leen, se lustran los zapatos o simplemente disfrutan del ir y venir de la gente y eso llena sus corazones y les alegra la vida……



martes, 14 de mayo de 2013

Galeria de fotos "Museo de Cera Alberto Mena Caamaño"

Galería de fotos "Museo de Cera Alberto Mena Caamaño"
Carmen Ayala Zàrate
ayalacarmen500@gmail.com



Conozca en fotos al "Museo de Cera Alberto Mena Caamaño", ubicado en las calles García Moreno y Espejo al interior del Centro Cultural Metropolitano.
Los personajes parecen de ‘carne y hueso’. Fueron elaborados con cuerpos de maniquí, manos y cabezas de cera, pelo natural y ojos de vidrio. Un interesante museo que le cuenta los principales hechos de la historia de Quito y del país.